Words by the Chairman of the Board of Directors of Fedepalma
Publicación:
Revista Palmas; Vol. 24 Núm. 2 (2003); 90-96
0121-2923
Revista Palmas; Vol. 24 Núm. 2 (2003); 90-96
0121-2923
Abstract
El análisis y conceptualización de estos procesos está íntimamente relacionado con el trágico drama del que es víctima Colombia entera. Esto se puede constatar con el elemental análisis de algunos datos: el descomunal crecimiento de los cultivos ilícitos durante la década de 1991-2000. La guerrilla pasó de 7.300 hombres en armas en 1990 a más de 25.000 en la actualidad. Curiosamente, su crecimiento entre 1990 y 2000 guarda una directa relación con el aumento del área de los cultivos de coca (40.000 hectáreas en 1990 a 125.000 en 2000). Ambos fenómenos se triplicaron durante ese tiempo. El desplazamiento de la población rural hacia los centros urbanos expulsada por la violencia y la miseria y no exactamente atraída por mejores condiciones de vida. Entre los últimos dos censos de población (1985 y 1993) la población urbana pasó de 19,63 millones a 26,49, lo que significa un aumento del 35%. La tasa nacional de pobreza extrema se aproxima al 30%. Once millones de personas no reciben ingresos de ninguna índole o viven con menos de un dólar por día. En 2001, la pobreza nacional era del 67%, la urbana del 59% y la rural del 80%, en clara muestra de desequilibrio e inequidad. Los índices de concentración de riqueza señalan su aumento. ¿Puede caber la posibilidad de que este deterioro nacional creciente, con el agravante del desequilibrio rural/ urbano, sea sostenible y sin profundas consecuencias para la estabilidad social y política del país? ¿Puede entonces soslayarse la relación entre pobreza rural, desequilibrio rural /urbano, mendicidad y miseria urbana, narcotráfico, guerrilla, inestabilidad social, paramilitarismo, violencia, terrorismo y, finalmente, el cuestionamiento mismo de la viabilidad institucional y democrática del país?
El análisis y conceptualización de estos procesos está íntimamente relacionado con el trágico drama del que es víctima Colombia entera. Esto se puede constatar con el elemental análisis de algunos datos: el descomunal crecimiento de los cultivos ilícitos durante la década de 1991-2000. La guerrilla pasó de 7.300 hombres en armas en 1990 a más de 25.000 en la actualidad. Curiosamente, su crecimiento entre 1990 y 2000 guarda una directa relación con el aumento del área de los cultivos de coca (40.000 hectáreas en 1990 a 125.000 en 2000). Ambos fenómenos se triplicaron durante ese tiempo. El desplazamiento de la población rural hacia los centros urbanos expulsada por la violencia y la miseria y no exactamente atraída por mejores condiciones de vida. Entre los últimos dos censos de población (1985 y 1993) la población urbana pasó de 19,63 millones a 26,49, lo que significa un aumento del 35%. La tasa nacional de pobreza extrema se aproxima al 30%. Once millones de personas no reciben ingresos de ninguna índole o viven con menos de un dólar por día. En 2001, la pobreza nacional era del 67%, la urbana del 59% y la rural del 80%, en clara muestra de desequilibrio e inequidad. Los índices de concentración de riqueza señalan su aumento. ¿Puede caber la posibilidad de que este deterioro nacional creciente, con el agravante del desequilibrio rural/ urbano, sea sostenible y sin profundas consecuencias para la estabilidad social y política del país? ¿Puede entonces soslayarse la relación entre pobreza rural, desequilibrio rural /urbano, mendicidad y miseria urbana, narcotráfico, guerrilla, inestabilidad social, paramilitarismo, violencia, terrorismo y, finalmente, el cuestionamiento mismo de la viabilidad institucional y democrática del país?
Palabras clave:
palma de aceite
elaeis guineensis
Cambio social
ALCA
orden público
tratados comerciales
Colombia
sector palmicultor
palma de aceite
elaeis guineensis
Cambio social
ALCA
orden público
tratados comerciales
Colombia
sector palmicultor