Making Security a Permanent Policy a National Imperative
Publicación:
Revista Palmas; Vol. 31 Núm. 2 (2010); 89-97
0121-2923
Revista Palmas; Vol. 31 Núm. 2 (2010); 89-97
0121-2923
Abstract
Cualquier éxito obtenido en la patria durante los últimos años se les debe a las Fuerzas Armadas y a las gentes de trabajo de Colombia. Qué bueno que el país pueda contar con estas Fuerzas Armadas que día tras día entregan pruebas contundentes de su profesionalismo, de su heroísmo y de su capacidad para superar las dificultades y para sancionar las violaciones a los derechos humanos; y qué bueno que, al mismo tiempo, el país pueda contar con millones de ciudadanos dedicados al trabajo duro y honrado, como los que representa el gremio palmero. Es difícil encontrar en muchas partes una actitud tan positiva como la que se encuentra en este Llano de la patria, que es el vivo reflejo de que hemos avanzado en el propósito de crear más confianza en Colombia. La confianza inversionista se ha venido trabajando basada en un triángulo que debería ser indestructible, cuyas aristas son la seguridad, la inversión y la política social. En el país se han presentado cambios culturales positivos. Cuando yo era joven, era prácticamente imposible proponer el discurso de seguridad en el tema político. Se le rechazaba de inmediato, señalándolo como una apología a la dictadura. Nada ganamos si el país hace este gran esfuerzo de reparación administrativa y no garantiza a las nuevas generaciones el derecho a buscar que no se repita esta violencia. Hace ocho años, cuando no se podía viajar en carro de Bogotá a Villavicencio, por los secuestros en esa carretera, era imposible pensar en estar a esta hora en Restrepo. ¿Quién iba a protestar por un robo urbano en un país asolado por las masacres, por los secuestros colectivos, por los carros bomba? A mí me parece bien que hoy los colombianos protesten cuando se presenta el robo callejero en las grandes urbes, el asalto al apartamento, el robo en el establecimiento de comercio.
Cualquier éxito obtenido en la patria durante los últimos años se les debe a las Fuerzas Armadas y a las gentes de trabajo de Colombia. Qué bueno que el país pueda contar con estas Fuerzas Armadas que día tras día entregan pruebas contundentes de su profesionalismo, de su heroísmo y de su capacidad para superar las dificultades y para sancionar las violaciones a los derechos humanos; y qué bueno que, al mismo tiempo, el país pueda contar con millones de ciudadanos dedicados al trabajo duro y honrado, como los que representa el gremio palmero. Es difícil encontrar en muchas partes una actitud tan positiva como la que se encuentra en este Llano de la patria, que es el vivo reflejo de que hemos avanzado en el propósito de crear más confianza en Colombia. La confianza inversionista se ha venido trabajando basada en un triángulo que debería ser indestructible, cuyas aristas son la seguridad, la inversión y la política social. En el país se han presentado cambios culturales positivos. Cuando yo era joven, era prácticamente imposible proponer el discurso de seguridad en el tema político. Se le rechazaba de inmediato, señalándolo como una apología a la dictadura. Nada ganamos si el país hace este gran esfuerzo de reparación administrativa y no garantiza a las nuevas generaciones el derecho a buscar que no se repita esta violencia. Hace ocho años, cuando no se podía viajar en carro de Bogotá a Villavicencio, por los secuestros en esa carretera, era imposible pensar en estar a esta hora en Restrepo. ¿Quién iba a protestar por un robo urbano en un país asolado por las masacres, por los secuestros colectivos, por los carros bomba? A mí me parece bien que hoy los colombianos protesten cuando se presenta el robo callejero en las grandes urbes, el asalto al apartamento, el robo en el establecimiento de comercio.
Palabras clave:
elaeis guineensis
palma de aceite
desarrollo sostenible
políticas
orden público
mercadeo
competitividad
mercados
Colombia
sector palmicultor
elaeis guineensis
palma de aceite
desarrollo sostenible
políticas
orden público
mercadeo
competitividad
mercados
Colombia
sector palmicultor