Abstract
De vez en cuando es conveniente y por demás necesario reiterar nuestra fe a la actividad que realizamos he identificamos con el campo al cual pertenecemos, porque la filosofía que nos inspiró en los inicios de la actividad sigue siendo la misma y tal vez veinticinco años después se encuentra más arraigada en nosotros. Desde el primer momento en que se inició el cultivo de Palma Africana en el país, se le dio un carácter eminentemente agrícola que hemos conservado y refrendado permanentemente a lo largo de dos y media década. Si bien durante este tipo se ha presentado adelantos tecnológicos como muestra del dinamismo de una actividad que han conllevado sofisticación en los procesos productivos y avances integracionistas en los mismos, no es motivo por una parte, para abandonar nuestra calidad de agricultores y por otra, para que se nos quiera ubicar bajo la égida de una actividad a la cual no pertenecemos, pero si reconocemos como es la agroindustria.