Abstract
Uno de los temas más polémicos y debatidos en el gremio palmero durante los últimos años ha sido el de si la agroindustria de la palma de aceite en Colombia debe o no crecer. Las diferentes posiciones frente al crecimiento de la agroindustria son legítimas y bastante coherentes en sus planteamientos, pero en alguna forma parten de enfoques y visiones opuestas de la actividad. Unos ven la agroindustria de la palma de aceite en Colombia con vocación exclusiva para el mercado doméstico, mientras otros consideran que, además del mercado que se ha tenido tradicionalmente, el nacional, ahora también es necesario proyectarse a los mercados de exportación. Los distintos esfuerzos realizados a lo largo de cuatro décadas finalmente permitieron alcanzar muchas de las metas fijadas, especialmente en cuanto a producción y abastecimiento local, consolidando el país, a través de este renglón productivo, un importante nivel de autoabastecimiento de aceites y grasas. Así mismo, ante los niveles de producción de aceite de palma y de palmiste alcanzados durante el último lustro, también ha sido necesario realizar algunas exportaciones de estas materias primas y de bienes finales elaborados con base en ellas. Si crecer implica tener menores precios, ya sea frente al mercado nacional o el de exportación, para los productores solo tendría sentido si ello también se tradujese en menores costos, de tal forma que pudieran garantizar su posición competitiva hacia el futuro. El cultivo de la palma de aceite se ve como una de las fuentes de aceites y grasas más promisorias a nivel internacional. Por lo tanto, la pregunta que habría que hacerse es: ¿podrán Colombia y los palmicultores colombianos aprovechar este crecimiento del mercado mundial de aceites y grasas? ¿Podrán multiplicar varias veces el área plantada actualmente?