Abstract
La agenda de este Congreso podría centrarse exclusivamente en los temas, por demás agobiantes que asedian el quehacer de la actividad productiva de los palmicultores, tales como la inseguridad y las políticas macroeconómicas y sectoriales que determinan la viabilidad y sostenibilidad de las empresas. La violencia, la inseguridad, las altas tasas de interés y la revaluación del peso son, tal vez, los factores que más han incidido negativamente para crear un entorno amable y propicio para la inversión productiva y para recuperar el campo. Aunque son muchas las barreras que se tienen que superar, la nación, en general, y el subsector palmicultor, en particular, podrán salir adelante en la medida que se mantenga la fe y se logre aglutinar los cultivadores de palma alrededor de propósitos comunes y de una visión creadora del futuro. El aceite de palma ha tenido un desarrollo importante en los últimos 35 años y, actualmente, tiene una gran preponderancia en el mercado mundial de aceites y grasas. Por esto, se considera importante presentar algunos factores que han contribuido al éxito de este cultivo. La demanda mundial de aceites y grasas ha tenido un crecimiento constante durante las últimas cuatro décadas; el consumo mundial de estos bienes pasó de 31,5 millones de toneladas a 100,1 millones, entre 1963 y 1997. En América, el crecimiento de la palma de aceite no ha sido tan intenso; el área sembrada pasó de representar el 6,8% del total mundial, a mediados de la década del sesenta, al 8,4% actualmente. En términos de producción su participación hoy es tan sólo del 6,2% del total mundial.